miércoles, 18 de noviembre de 2009

Primer Aniversario Luctuoso de Mons. Manuel Castro Ruiz


"Amoroso del estudio durante toda su vida, hombre fiel, prudente, entregado a Dios, conquistó corazones e inspiró multitudes, un hombre que cambió la península de Yucatán en la última midad del siglo XX... Hombre que se encarnó Moreliano, Moreliano que se volvió Sacerdote, Sacerdote que se ungió Arzobispo, Arzobispo que se entregó Yucateco".
(Sergio Tirado Castro)


Monseñor José Rafael Palma Capetillo, obispo auxiliar de Yucatán, expresa el siguiente texto con motivo del primer aniversario luctuoso de Monseñor Manuel Castro Ruiz, arzobispo emérito de Yucatán.

Hombre sabio y prudente, capaz de escuchar a cada uno con atención y paciencia, buen consejero, observador y discreto, misionero incansable, de personalidad imponente, serio en su aspecto, pero bondadoso y paternal en su trato personal, cuidadoso en sus escritos y servicial con todos. Así recordamos —además de otras notables virtudes que muchos conocen— al tercer arzobispo de Yucatán, monseñor Manuel Castro Ruiz.

Peregrinando desde la histórica ciudad de Morelia, Michoacán, llegó a las tierras yucatecas desde el año de 1965 para quedarse definitivamente entre nosotros. Con 90 años de edad recién cumplidos y 43 de obispo, nuestro queridísimo arzobispo Manuel Castro Ruiz fue llamado a participar del banquete eterno el 18 de noviembre de 2008. Sus restos mortales descansan en las criptas de la Santa Iglesia Catedral, debajo de la Capilla del Cristo de las Ampollas.

En su labor a favor de los fieles de Yucatán se mostró especialmente cercano al Seminario, viviendo en él por más de treinta años ininterrumpidos, en contacto frecuente con el equipo formador y los alumnos, convirtiéndose así en el formador número uno de varias generaciones. "Don Manuel” —como aceptaba ser llamado— se mostró siempre muy accesible con todos, por su sencillez y sapiencia, y sobre todo por su deseo de dar siempre una imagen auténtica del Buen Pastor, guiando a sus ovejas.

Lo vimos recorrer con frecuencia los pasillos del Seminario, abrir la mampara de su oficina y subir con agilidad la escalera hacia su cuarto; lo encontramos en su escritorio rodeado de papeles y textos, respondiendo solícitamente las llamadas telefónicas; lo miramos caminando con paso firme hacia el estacionamiento, manejando su vehículo hacia los destinos de su vasto programa, y disfrutamos con él los momentos que pudo predicarnos y compartir con nosotros oraciones, pláticas, eucaristías y fiestas.

Inolvidables recuerdos de un testimonio sacerdotal en plenitud, cercano y sublime.

Hoy, al conmemorar el primer aniversario de su misión cumplida entre nosotros, elevamos de nuevo nuestra oración a Dios todopoderoso para que le conceda la paz eterna y tome en cuenta las numerosas obras buenas del señor arzobispo Manuel, su testimonio de fidelidad y su profundo anhelo de transparentar la imagen del Buen Pastor, quien conoce, ama y ha dado la vida por su grey.

Cuántas veces oímos que entone con voz solemne y matizada: "La paz esté con vosotros” en el saludo inicial de la celebración eucarística, proclamando el mensaje de Jesucristo que nos da una paz interior y profunda, diferente a la paz mundana, superficial y pasajera.

Nuestra respuesta sigue siendo: "Y con tu espíritu”, o como nos permite la liturgia actualizada, respondemos: "Amén”, porque deseamos que tal saludo de paz, proclamado tantas veces ante nosotros en el nombre de Jesús, llegue hasta lo más hondo de nuestro corazón y de la realidad diocesana. Cumpliendo nuestro deber, le devolvemos con fervor y respeto el saludo de paz, para que efectivamente participe de la gloria de los justos y repose en el sueño eterno de la paz eterna y duradera.

Monseñor Castro Ruiz es una figura conocida y apreciada en toda la Arquidiócesis yucatanense. Y algo muy hermoso de recordar es que él conocía toda la geografía del territorio yucateco, con el nombre correcto de cada una de las poblaciones, incluyendo las enunciadas en lengua maya, y conocía además el recorrido exacto para llegar a tales comunidades.

"Don Manuel”, michoacano de nacimiento natural y sacerdotal, desde que fue designado sucesor de los apóstoles se hizo yucateco, y como los grandes hombres y amigos de Jesucristo ha sido amado por su pueblo y hoy es recordado por nosotros en el altar del Señor. Descanse en paz.

Mérida, Yucatán, México. Noviembre de 2009.— Monseñor José Rafael Palma Capetillo, obispo auxiliar de Yucatán.

Vía: Arquidiócesis de Yucatán
Bio Wiki: Manuel Castro Ruiz