miércoles, 23 de diciembre de 2009

Pescadores de Hombres - Documental sobre la Vocacion Sacerdotal

Vídeo Vocacional de la Conferencia Espiscopal Norteamericana. Documental sobre la Vocación Sacerdotal. El sacerdocio no es una "profesión", sino una Vocación. Centralidad de la Eucaristía en la vida del sacerdote, y consecuencias para la vida ministerial. El llamado de Dios.

[Documental]




[Y porque no Sacerdote?]
http://www.whynotpriest.org



sábado, 19 de diciembre de 2009

Las Clarisas de Lerma, Enamoradas de Cristo

El Padre Raniero Cantalamessa, franciscano capuchino, predicador del Papa, visitó el convento de monjas clarisas de clausura de Lerma, Burgos, esta primavera. El encuentro, grabado para la RAI, es una ocasión excepcional para traspasar los muros de una clausura donde nunca entran cámaras y hacerse una idea del ambiente de paz, felicidad y profunda alegría que se respira al otro lado. Las monjas, jóvenes y guapas, se arrancan, para celebrar la visita del padre, hasta con unas sevillanas.



Autor: José M. Vidal | Fuente: Catholic.net
Las Clarisas de Lerma
En Lerma se vive un milagro.


Los vecinos de Lerma sólo ven a las clarisas de La Ascensión cuando salen a votar. Se levantan a las seis y media de la mañana y dedican seis horas al día a la oración.

Llegan de toda España, con sus títulos bajo el brazo: farmacéuticas, físicas, actrices, publicistas, abogadas, estudiantes, empresarias o empleadas. De todas las clases sociales. De Neguri, pero también de Leganés. Algunas, amigas del presidente de Endesa o del director general de la Policía, Juan Cotino. Otras, de barrios humildes de Madrid, Sevilla, Badajoz o Bilbao. Chicas como Alejandra, brillante ejecutiva de Arthur Andersen. «Estás loca, allí no pegas», coreaban sus compañeros cuando les dijo que se metía a monja de clausura. «Comprendí que luchar por el dinero y por el prestigio social no era suficiente para dar sentido a una vida», dice ella.

Al cardenal Rouco Varela se le llena la boca cuando hablan de las monjas: «¿Pueden imaginarse que haya un monasterio de clarisas de 123 religiosas cuya edad media no supera los 30 años? Todas ellas proceden de las profesiones más exitosas en las que se mueve la mujer en España. No caben, están durmiendo en literas, ocho están en espera de poder entrar en el monasterio. No les digo qué monasterio para que no las perturben en su paz». El nombre que el cardenal no da, el lugar donde se obrado el milagro de la fecundidad vocacional, no es otro que el de La Ascensión de las clarisas de Lerma (Burgos).

La apuesta de Rouco
Mientras casi todos los conventos y monasterios (incluidos los otros dos de Lerma) languidecen o se rejuvenecen con novias de Dios importadas de África o la India, las clarisas de Lerma no dan abasto y tienen que apretujarse para acoger a todas las muchachas que llaman a sus puertas en la flor de la vida. Un 10% de las novicias de toda España se concentran allí.

El cardenal Rouco está entusiasmado con ellas. Las visita a menudo y sigue de cerca su evolución a través de su obispo auxiliar, Eugenio Romero Poso. Se rumorea que ya no caben y que están pensando en trasladarse a Madrid. Dicen que el arquitecto Santiago Calatrava va a construirles gratis un convento en Colmenar Viejo para que prendan el fuego de Cristo a este Madrid descreído. Lerma, cortesana y conventual, las echará de menos. La clave que avanza el cardenal Rouco para explicar este fenómeno vocacional es teológica: «Apostar por ir a lo esencial de le experiencia cristiana da resultado».Un religioso que conoce bien a las clarisas afina más: «El milagro de Lerma es y fue posible por una monja, una mujer con un don especial, con un carisma extraordinario para conectar con la juventud actual, y tocada por el dedo de Dios».

A sor Verónica, algunos la llaman «la nueva Clara», en referencia a la fundadora de la congregación, Clara de Asís, enamorada de Dios y de san Francisco, que creó la orden guiada por un lema: «Mi Dios y mi todo». Verónica Berzosa nació el 27 de agosto de 1965 en Aranda de Duero (Burgos). Su padre era comerciante y profesor de música. El día de su nacimiento tiró cohetes porque por fin llegaba una niña después de cuatro varones. Un bebé precioso, de ojos verdes, que creció feliz en una familia unida como una piña. Una niña que desde pequeña recibe indicaciones de Dios.

La primera, según cuenta ella misma en el libro Clara ayer y hoy (editorial BAC), se la da un confesor el día de su primera comunión: «Si quieres ser feliz un día, estrena un par de zapatos; una semana, mata un cerdo; toda la vida, monja de clausura».Verónica crece, se convierte en un chica guapa que se lleva a los chicos de calle, estudia, forma parte de una pandilla que va a discotecas y fuma porros y se echa un novio que estaba tan enamorado de ella que hasta le compró un caballo. Pero todo eso no la llenaba. «Algo en mi interior me urgía a buscar sin descanso.Viendo cómo la gente destruía su vida, yo deseaba buscar algo que no se acabara, que fuera eterno». Y lo encontró en un convento de clarisas moribundo. Cuando ella llegó, hacía 23 años que en el monasterio de Lerma no ingresaba una novicia. Algunos apostaron que no duraría nada.

No sólo duró sino que hizo revivir al convento. A sus 24 años, optó por Dios, «porque no merece la pena gastar las fuerzas en lo que tiene fin». Las vocaciones comenzaron a fluir atraídas por el imán de sor Verónica, la monja de ojos verdes y pecas convertida en maestra de novicias. Las futuras monjas de clausura se enteran de la existencia de este convento por el boca a boca, a través de sus amigas o en las pascuas juveniles. Se organizan en Semana Santa y durante ellas las chicas, procedentes de monasterios, parroquias y congregaciones de toda España, tienen la posibilidad de conocer a las clarisas de Lerma. Así llegaron sor María Olatz, una bilbaína que lo tenía todo y todo lo dejó: «Cristo me robó el corazón. Él lo llena todo. Siento que vale la pena dárselo todo y que todo es poco». Y sor Isabel, sor Patricia, sor Ana Belén... hasta la última postulanta, que entró el pasado sábado.



El monasterio de Lerma, como el resto de los conventos de la Orden, no puede tener rentas fijas. Tiene que vivir de la Providencia (son muchos los novios que antes de casarse llevan a las clarisas 13 huevos para que haga buen tiempo el día de su boda) y de su trabajo en la huerta o como reposteras: pastelitos, trufas y tartas, mostachones, pastas de té o bocaditos de cielo.

En el convento manda Dios y, después, sor Blanca, la madre abadesa, elegida cada cuatro años por las monjas profesas. La campana es, para ellas, la voz de Dios. Y se levantan de un brinco cuando suena a las dos y media de la madrugada para rezar maitines.Vuelven a la cama y se levantan de nuevo a las seis y media.El día está repleto de oración (seis horas), trabajo (cinco horas), estudio y algo de recreo. Una vida al ritmo de las horas del salterio y muy austera: sandalias y hábito negro con cíngulo blanco. Pequeñas celdas con cama, armario y un banquito. Las postulantes, por ser tantas, duermen en literas. Comen y trabajan en silencio, con la mente siempre puesta en su amado: «Todo por Cristo y para Cristo».

Salida para votar
No salen del convento para nada. Los recados se los hace Zoilo García, el «demandadero» y sólo abandonan la casa en caso de enfermedad o para ir a votar. Es el momento en que la gente del pueblo las examina de arriba abajo. «Sólo las vemos cuando vienen a votar y son realmente muy guapas. Es una pena», dice el alcalde, Dan Ortiz. El edil socialista se queja de que la Junta les conceda subvenciones sin parar («la última de 150.000 euros») a las monjas y no al pueblo.

Algunos en Lerma dicen que «son ricas», que vienen a verlas muchos Mercedes y BMW. Pero también Fiestas y Twingos. Pocos pueblos pueden presumir de tener tantos «pararrayos de Dios», como llaman los curas a las monjas de clausura. Tres conventos: las carmelitas de la madre Maravillas (de estricta observancia, 15 monjas muy mayores y ninguna novicia); las dominicas, (13 monjas y dos novicias) y las clarisas. «Aquí las queremos a todas, independientemente de su número. ¿El secreto de las clarisas? Si lo supiera... Lo que sí sé es que Dios está de por medio», asegura el párroco de Lerma, Jesús Castilla.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Mons Patrón Wong, Ordenación Episcopal


Ordenación Episcopal de Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong, Obispo Coadjuntor de la Diócesis de Papantla, de manos de Monseñor Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México, en el Seminario Menor de la Arquidiócesis de Yucatán.

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[Fotografías Megamedia]

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lunes, 14 de diciembre de 2009

Mañanitas a la Vìrgen María de Guadalupe


Isaías 7, 10-14
“He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo”

Salmo 66
“Que te alaben, Señor, todos los pueblos”

Gálatas 4, 4-7
“Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer”

San Lucas 1,39-45
“Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre”

Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe
12 de Diciembre del 2009









Evangelio del día, Nuestra Señora de Guadalupe

Al celebrar hoy la fiesta de la Virgen de Guadalupe todos los mexicanos nos alegramos y sentimos un fervor especial que nos contagia y nos impulsa a volver nuestros ojos hacia el Tepeyac. Haciéndonos eco del saludo de Isabel a María, también nosotros expresamos nuestra admiración diciendo: “¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?” Y a nosotros, al igual que a Isabel, nos trae la alegría de un Salvador que viene a iluminar nuestras oscuridades, que viene a rescatarnos de nuestros pecados e injusticias. Transformada en santuario ha caminado hasta encontrar a Isabel, símbolo de un testamento que termina y de una alianza que va quedando atrás. Igualmente se acerca al indio Juan Diego para hacer presente a Jesús y pide una ermita desde donde mostrar su misericordia “Quiero mucho y deseo vivamente que en este lugar me levanten una ermita. En ella mostraré y daré a las gentes todo mi amor, mi compasión, mi ayuda y mi defensa. Porque yo soy la Madre misericordiosa”. Es admirable la Basílica de Guadalupe que el pueblo mexicano ha construido, pero ahí no termina el compromiso. La Virgen ha pedido un lugar desde donde mostrar toda su bondad y esto sólo se construye con piedras vivas y con corazones misericordiosos. La construcción de una ermita que pide la Madre del Cielo, nosotros la entendemos como la construcción de una nueva casa que pueda albergar a todos los hombres con vida digna y justa para todos y todas. Y a esta casa le falta mucho por construir y requiere la conciencia y el trabajo de todos. Igual que a Juan Diego, a nosotros se nos confía ser mensajeros de esta Buena Nueva. Sí, Buena Nueva porque en el corazón de esta ermita se pondrá a Jesús con su amor, con su palabra y con su entrega total, como base para la construcción de un mundo nuevo.

Esta mujer vestida de canto, flor y luz, nos trae en su vientre y en su palabra al Mesías que nos ofrece y da la verdadera liberación. Sólo si lo aceptamos a Él estaremos dándole el homenaje que pretendemos e iniciaremos el proceso de construir el nuevo templo que nos ha pedido. San Pablo en su carta a los Gálatas nos recuerda que el regalo que nos envía Papá Dios es a su Hijo nacido de una mujer, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacernos hijos suyos. La aclamación que suscita en nosotros el Espíritu, “¡Abbá!”, es decir, “¡Padre!”, para que sea verdadera implica el reconocimiento de los hermanos como participantes de la misma filiación. De ahí brota la misericordia que otorga y pide María de Guadalupe. No es un simple sentir lástima, sino es poner nuestro corazón junto al dolor y sufrimiento de los débiles y pequeños. Es sentir como propio, el dolor, la pasión y el sufrimiento de la gente cuyos derechos han sido violados. Es hacernos solidarios con ellos, como un solo templo, como un solo cuerpo, buscar sanar unidos, la herida que han recibido. Por eso María propone esa nueva ermita donde “oír sus lamentos y remediar y curar todas sus miserias, penas y dolores”.

También a nosotros, igual que a Juan Diego, nos envía a esa misión que parecería de locos, pero que tiene un respaldo no en la fuerza del poder, sin la fuerza del amor. Juan Diego, que es tan pequeño, colilla, el último, es el escogido para emprender esta tarea. También a nosotros que nos sentimos impotentes e inútiles se nos encomienda esta misión. No tengamos miedo. María nos ha visitado y nos ha traído la fuerza de su Hijo y lo pone a nuestro lado en este sueño de construir un nuevo templo donde todos podemos vivir dignamente como hermanos. Nos unimos pues en este esfuerzo común, bajo el amparo de María de Guadalupe y le pedimos a nuestro Padre Dios que nos conceda profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. Todo lo podremos realizar sólo con Cristo.

Escrito por Mons. Enrique Díaz Díaz