lunes, 26 de abril de 2010

Proceso Histórico de la Pastoral Juvenil Latinoamericana


Todo grupo humano tiene una memoria colectiva que influye en su comportamiento. Si se quiere impulsar la Pastoral Juvenil en el continente, no se puede partir de cero. Hay que conocer y saber utilizar la experiencia que la Iglesia ha venido realizando en su trabajo con la juventud. El pasado es importante. De él se pueden aprender los aciertos y los errores y en él es posible encontrar una fuente de inspiración para el futuro. Una pastoral sin memoria histórica no tiene identidad, está condenada a no avanzar y a repetir los errores del pasado. La recuperación de la memoria histórica es importante para que la pastoral pueda tener raíces profundas, realizar procesos con continuidad y evitar la tentación de estar comenzando siempre de nuevo.

La Iglesia ha ido elaborando instrumentos teóricos y estrategias diferentes para la evangelización de la juventud, de acuerdo a las exigencias de cada época. Los modos de pensar y de actuar y las características culturales cambian de una generación a otra, por lo que un instrumento teórico que fue válido para una época puede no serlo necesariamente para otra.

Aunque hay trazos comunes en casi todos los países, hay también grandes diferencias. Este recorrido histórico procura aportar una visión de conjunto que ayude a ubicar la propuesta que se está presentando hoy.

1. ESCUELAS Y UNIVERSIDADES CATOLICAS.

Tal vez nunca la Iglesia invirtió tantos esfuerzos y recursos humanos y financieros para atender un sector del Pueblo de Dios como lo hizo desde el siglo pasado con la juventud. Para llegar a ella, organizó una vasta red de escuelas y universidades católicas. Muchas Congregaciones Religiosas se fundaron para trabajar con la juventud. Este instrumento de evangelización tuvo gran influencia en la formación de varias generaciones de cristianos, sobre todo en una época en la que el Estado no proporcionó escuelas, especialmente para los más pobres.

2. LOS MOVIMIENTOS MARIANOS.

Los Movimientos Marianos, como la Congregación Mariana, las Hijas de María y la Legión de María, tuvieron una fuerte influencia en la formación de las generaciones previas al Concilio Vaticano II. En ellos había participación de jóvenes, pero siempre bajo la conducción de los adultos. Eran movimientos de espiritualidad y acción apostólica en visitas a barrios y familias como servicio de asistencia o como misión popular.

3. LA ACCION CATOLICA GENERAL.

En la década de 1930 a 1940, se difundió con diversa intensidad en las Iglesias de América Latina, la Acción Católica General, según el modelo italiano, con sus diversas ramas según las diversas edades y sexos.

Este movimiento eminentemente laical, fruto de la inspiración de Pío XI, marcó a la Iglesia durante un largo período que llegó prácticamente hasta el Concilio Vaticano II y tuvo gran influencia en la formación de los jóvenes católicos.

4. LA ACCION CATOLICA ESPECIALIZADA.

Desde el final de la década de 1940, comienzan a difundirse en América Latina los movimientos laicales conocidos como movimientos ambientales, que surgen como continuidad y ruptura a la vez, con la Acción Católica General.

Nacen principalmente en Francia y en Bélgica y los más conocidos son la Juventud Obrera Católica (JOC), la Juventud Agraria Católica (JAC), la Juventud Estudiantil Católica (JEC), la Juventud Universitaria Católica (JUC) y la Juventud Independiente Católica (JIC).

5. LOS MOVIMIENTOS DE ENCUENTRO.

La desarticulación de los Movimentos de Acción Católica provocó un retroceso significativo en la trayectoria de la Pastoral Juvenil. A partir de 1970 surgió con rapidez una nueva manera de trabajar con los jóvenes que en algunos lugares aún se mantiene vigente: los Movimientos de Encuentro. Según los países fueron adquiriendo nombres diferentes, pero todos tienen como elemento común el inspirarse en la metodología de los Cursillos de Cristiandad, movimiento para la evangelización de los adultos, nacido en España.

6. LOS MOVIMIENTOS INTERNACIONALES.

A partir de 1980, crecen y se desarrollan una serie de Movimientos Internacionales como los Cursillos de Cristiandad, los Focolares, la Renovación Carismática, el Neocatecumenado, los Encuentros Matrimoniales, Comunión y Liberación y otros. Algunos de ellos desarrollan un trabajo específico también con los jóvenes. Se diferencian de las organizaciones anteriores porque ponen un énfasis especial en la espiritualidad por encima de la preocupación por la misión en el mundo y su transformación.

7. LA PASTORAL JUVENIL ORGANICA.

Es la nueva forma de trabajar con los jóvenes que comienza a nacer en casi todos los países de América Latina a partir de la segunda mitad de la década del setenta y que se conoce comúnmente con el nombre de Pastoral Juvenil.

La Pastoral Juvenil surge a partir de una necesidad sentida por la coordinación de los grupos juveniles en sus diferentes niveles, parroquiales, zonales, diocesanos, regionales y nacionales. Varios factores influyeron para que esta respuesta se concretara y se hiciera realidad.

Entre ellos, podemos citar:

- Las limitaciones y la falta de continuidad de los Movimientos de Encuentro.
- La dispersión y el aislamiento de los grupos juveniles.
- La falta de objetivos claros.
- Las pequeñas comunidades eclesiales y la pastoral de conjunto.
- Los procesos de planificación participativa.
- El nuevo lugar de los jóvenes.

8. EL CELAM Y LA PASTORAL JUVENIL LATINOAMERICANA.

El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) tuvo una participación muy activa en la animación y consolidación de esta propuesta de la Pastoral Juvenil.

En 1968, la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reunida en Medellín, estimulada por la importancia que el Papa Pablo VI dio a la juventud cuando afirmó en su Discurso Inaugural que era un tema “digno del máximo interés y de grandísima utilidad”, dedicó su Documento nº 5 a la Juventud. Fue la primera vez que se produjo en el continente, un documento oficial de la Iglesia sobre el tema. Medellín se constituyó así en la fuerza generadora y renovadora del proceso de pastoral juvenil que avanza hoy en el continente.

Fruto de esos primeros pasos de organización continental y de la creciente presencia de los jóvenes y de la pastoral juvenil en la vida de las comunidades parroquiales y diocesanas, fue la opción preferencial por los jóvenes proclamada en Puebla, en enero de 1979. De la misma Tercera Conferencia saldrá la decisión de proponer como meta y desafío para la juventud latinoamericana, la construcción de la Civilización del Amor.

8.1 Los Encuentros Latinoamericanos.

A partir de 1983, el medio principal para el crecimiento, maduración y consolidación de este proceso ha sido la realización de los Encuentros Latinoamericanos de Responsables Nacionales de Pastoral Juvenil. Convocados por la Sección de Juventud, fueron invitados a participar los Obispos Responsables de Pastoral Juvenil de las Conferencias Episcopales, los Secretarios Ejecutivos de las Comisiones Nacionales o Episcopales de los países y un joven y una joven comprometidos en el trabajo nacional de este campo de la acción pastoral.

Con el paso del tiempo, los Encuentros Latinoamericanos se convirtieron en un espacio privilegiado de comunión y participación para obispos, sacerdotes y jóvenes que trabajan en la Pastoral Juvenil. El intercambio de experiencias y la reflexión teológico-pastoral que han generado permitieron ir elaborando una propuesta global, la Civilización del Amor; una metodología para el trabajo grupal y una pedagogía para acompañar los procesos de formación humana y cristiana de los jóvenes que han sido un gran aporte para dinamizar la acción evangelizadora de las Comisiones Episcopales de Pastoral Juvenil del continente.

8.2 Las publicaciones.

En colaboración con diferentes instancias pastorales, la Sección de Juventud preparó, publicó y difundió diversos libros sobre diferentes aspectos de la acción pastoral, como “Pastoral Juvenil” (1979), “Elementos para un Directorio de Pastoral Juvenil” (1982), “Juventud, Iglesia y Cambio” (1985), “Pastoral Juvenil y Educación en la Fe” (1989), “Los Procesos de Educación en la Fe de los Jóvenes” (1993), “Asesoría y Acompañamiento en la Pastoral Juvenil” (1994) y “Espiritualidad y Misión de la Pastoral Juvenil” (1995).

El aporte fundamental en este aspecto fue el libro “Pastoral Juvenil, Sí a la Civilización del Amor” (1987), que traducido al portugués y al francés y reeditado en siete países del continente, favoreció la difusión y el conocimiento de la propuesta de la Pastoral Juvenil Latinoamericana y promovió la unidad de criterios, el trabajo común y la organización que es motivo de esperanza en la realidad eclesial actual.

Tomado de:

CIVILIZACION DEL AMOR - TAREA Y ESPERANZA
Orientaciones para una Pastoral Juvenil Latinoamericana
1995


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